Por teléfono...

Cuando tu voz
No tiene rostro
Ni brazos
Ni camisa
Ni carpetas de trabajo...
Solo es ternura
Que me llega como en mil disparos,
Y circula por mi la vida que prestas.
Lázaro me habita,
Maria Magdala sonríe traviesa
Para oírte
Los ojos, los poros,
Los peces de la boca.
Tu palabra me anida
Me completa,
Me esculpe el arpa de la lengua;
Y entonces callo,
Dulcemente vencida,
Asombrada,
Culposa.
Calada de quererte
Y entonces me pregunto:
¿Como puede importarme lo que diga la gente?

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